domingo, 29 de mayo de 2011

El sicario de Dios



¿Recuerdan lo que decía al hilo de "Fast and Furious 5"? ¿Aquello de que lo más conveniente es saber lo que uno va a ver al cine? Pues es plenamente aplicable a la película que nos ocupa, "El sicario de Dios". Lo digo más que nada porque en la butaca de al lado a la que ocupaba un servidor, había un chico riéndose a carcajadas ante determinadas situaciones, como puede ser aquella en la que el protagonista entra en una especie de cabina de confesión, en la que el gran padre de la Iglesia, por medio de una grabación, lo redimirá de todos sus pecados... Vale, admito que la escena en sí en hilarante, pero no debemos perder de vista que estamos antes un film de ciencia ficción cuya línea argumental principal y única nos relata que, en un mundo post-apocalíptico y dominado por la Iglesia, los sacerdotes son antiguos guerreros, actualmente parias de la sociedad, que años ha lucharon contra los vampiros y los vencieron... o no del todo, y ahí es cuando empieza la verdadera trama del film, en la que el protagonista, llamado simplemente "Sacerdote", tiene que volver a coger las armas y emprender una nueva lucha para rescatar a su sobrina de las manos de los chupasangres, aún en contra de los deseos de la propia Iglesia.

El resto, nada más, a sentarse y disfrutar con un barreño de palomitas y un refresco de 3,5 litros delante (eso a quien le guste, claro, porque este menda pasa del tema...), pues lo que nos espera es una cinta que combina la ciencia ficción post-apocalíptica con el cine de vampiros, con escenas de acción imposibles y algún que otro detalle humorístico. No obstante lo dicho, plantea, a mi parecer, algún que otro detalle novedoso, sobre todo en lo que al tema vampírico, ya de por sí sobreexplotado, se refiere, como puede ser el hecho de que los vampiros sean criaturas absolutamente monstruosas sin pizca alguna de humanidad o personalidad, gobernados por una reina, como si de vulgares hormigas se tratase... con la excepción de "Sombrero Negro", un "vampiro humano", como se describe a sí mismo, y que en la historia supone un hito sin precedentes. También el hecho de que los sacerdotes, que antaño lucharon contra los vampiros, estén socialmente marginados (en mi opinión, en un intento de paralelismo con los veteranos de Vietnam, que regresaron a casa siendo los perdedores de una guerra absurda, y a los que se les colgó una etiqueta que los diferenciaba claramente), resulta cuanto menos curiosa, si bien es cierto que el detalle de una sociedad gobernada con mano de hierro por la Iglesia nos hace recordar tiempos pasados, en los que a pesar de existir gobernantes laicos, no eran más que marionetas en manos de determinados religiosos que acumulaban más y más poder en nombre de Dios.

Pasemos a Paul Bettany. Excelente intérprete donde los haya, hasta hace relativamente poco tiempo, había destacado como uno de los llamados actores de carácter, obsequiándonos con sus medidas interpretaciones en dramas como "Una mente maravillosa" o "La Reina Victoria", no obstante lo cual, recientemente y a raíz del estreno de "Legión", en la que encarnaba a un Arcángel Miguel armado  hasta los dientes, confesó que aquellos eran los papeles que le ofrecían, pero que lo que a él realmente le interesaba y le gustaba hacer como intérprete era cine de acción. Pues bien, parece que ha conseguido su propósito, a pesar de que más de uno se rasgue las vestiduras ante tal cambio de trayectoria.

En fin, "El sicario de Dios" es entretenimiento puro y duro, de ese que se ve, se disfruta y se olvida. Ahora bien, insisto: tengan la mente abierta, por favor, porque si no lo que no pretende ser un film de humor se convertirá en tal, como le pasaba al chico que mencionaba al principio.

domingo, 22 de mayo de 2011

3D: ¿el futuro de cine o una simple moda?



Antes de comenzar esta nueva reseña, déjenme aclarar algo: el que esto suscribe NUNCA ha visto una película en 3D. Lo digo más que nada por si hay quien piense que, dado tal hecho, no soy quien para opinar sobre el tema, pues lo haría sin conocimiento de causa. Si efectivamente, queridos y fieles lectores, hay quien piensa de esa forma, es muy libre de hacerlo, y como tal será respetado. No obstante, a esa persona sí le pediría que siguiese leyendo, aunque sólo fuese por ver si está mínimamente de acuerdo con los argumentos que voy a pasar a explicar acerca de mi visión sobre el tema que nos ocupa.

Después de haber visto la última película del, en ocasiones, genial James Cameron, la taquillera "Avatar", y preguntado por mi opinión al respecto de la misma, respondí diciendo que era rotundamente aburrida y con una historia de lo más manida, repitiendo situaciones que hemos visto una y mil veces (vale, vale, lo reconozco, mi opinión sobre el film, si bien queriendo decir lo mismo, fue algo más expresiva y, quizá, malsonante, pero no era plan de reproducirla aquí tal cual...); ante esto, hubo una voz que me replicó "Eso es que no la viste en 3D". Bien, aquí quería llegar yo: ¿acaso lo que hace buena a una película de estas características es el 3D? De ser así, me darían la razón, y la película es rematadamente mala.

Hay quien sostiene que el 3D es una nueva técnica cinematográfica, igual que lo son los efectos especiales o la banda sonora, que hace que los espectadores se metan más en el film, por así decirlo, y lo disfruten desde un punto de vista mucho más cercano y personal, como si vivieran ellos mismos las circunstancias acaecidas a los personajes protagonistas. De esta forma, el 3D constituiría por méritos propios el futuro del cine, pues se convertiría en algo fundamental para determinado tipo de cintas, algo cotidiano y tan indispensable como lo es la banda sonora hoy en día. Ojo, esto es lo que piensa un determinado sector, que abogaría por la primera premisa de la disyuntiva planteada en el título de este post, pero de ninguna forma expresa la opinión de un servidor.

Desde pequeño, he disfrutado del cine con la historia que se me estaba contando, con las interpretaciones de sus actores y actrices protagonistas, con su banda sonora, incluso con sus efectos especiales (de los cuales siempre he dicho que lo más alto a lo que pueden aspirar es... a pasar completamente desapercibidos, sin que nos demos cuenta de que lo que estamos viendo no es real; en ese punto, habrán llegado a la perfección). Todos y cada uno de esos factores, en función de su calidad, han sido siempre los que me han atrapado, haciéndome disfrutar de la película, introduciéndome, en sentido figurado, en ella. Porque para mí el cine es eso, algo que te atrapa por sus propios méritos, que te hace olvidarte del resto del mundo durante lo que dure la cinta en cuestión. Así pues, el 3D no es más que un artificio completamente falso, que sí, vale, nos mete literalmente en la película, pero que de ninguna manera forma parte de ella (la prueba es que, en la mayor parte de los casos, el 3D es algo añadido a posteriori); pero de lo que sí forma parte, se ve, es del precio de la entrada, encareciéndolo notablemente (y miren que ya de por sí el cine es caro...). Para lo más despistados, este invento del 3D es algo que ya se intentó implantar allá por la década de los 80, o principios de los 90, incluso, pero que fracasó estrepitosamente, convirtiéndose en algo efímero (para aquellos más escépticos: busquen información de la segunda secuela de "Tiburón", titulada, a la sazón, "Tiburón 3D", por poner un ejemplo). Y en este punto es donde enlazo con la segunda premisa de las dos planteadas en el título del post: el 3D no es más que una moda, más duradera que en los años 80 y 90, eso sí, pero una moda a fin de cuentas, que antes o después será olvidada, y el cine volverá a ser lo que siempre fue, fiel al espíritu de sus creadores, los hermanos Lumière (aunque actualizado y evolucionado, por supuesto).

Ya para terminar, en los últimos tiempos, cierto es, parece que todo estreno que se precie tiene que tener su versión en 3D (aunque en la mayor parte de los casos, ello sólo sirva para tirarnos objetos a la cara, o cosas peores, seguro, en algunas ocasiones), y si no es así, es como que el film no tiene categoría... Pues bien, el maestro Christopher Nolan, a la hora de enfocar el rodaje de "The Dark Knight Rises", la tercera entrega de su genial visión de Batman, les dijo a los productores de la Warner que se olvidaran del maldito 3D, y se quedó tan fresco. Este tío cada día me gusta más, y todo realizador de prestigio debería hacer lo mismo, pues lo único que hacen vendiéndose a semejante artificio es desprestigiarse como artesanos cinematográficos. Bravo por él. 

miércoles, 18 de mayo de 2011

Fast and Furious 5



Antes de nada, permítanme una pequeña observación: cuestión fundamental a la hora de acudir a la sala de cine más cercana para dedicar un par de horas al visionado de una cinta es tener una cierta idea, más o menos aproximada, de lo que nos vamos a encontrar. Vale, admito que muchas veces el hecho de ir "virgen", digámoslo así, a ver una película, puede tener multitud de ventajas, al no habernos hecho una idea preconcebida de lo que nos van a ofrecer (y que muchas veces supera con creces al resultado finalmente ofrecido, lo que se traduce en decepción). En el caso de las secuelas, saber lo que vamos a ver es fundamental, a fin de cuentas es muy raro que dentro de una saga haya sustanciales diferencias respecto de unas entregas y otras; sobra decir que si no hemos disfrutado con las anteriores entregas, raro será que lo hagamos con la nueva, ¿o no?

Lo dicho en el párrafo anterior es plenamente aplicable al film que nos ocupa, "Fast and Furious 5", quinta entrega de la saga. ¿Hay alguien a estas alturas que no sepa de qué va? Lo haya o no, está claro que aquellos espectadores que acudan al cine para ver esta cuarta secuela del éxito cinematográfico protagonizado por Vin Diesel y Paul Walker en el año 2001 y al que en España se añadió el titulo de "A todo gas", saben lo que van a ver, son plenamente conscientes de ello, por lo cual lo ofrecido podrá entusiasmarles más o menos, pero nunca, bajo ningún concepto, causarles una grande y profunda decepción. Y es que este film nos da más de lo mismo: coches rápidos y tuneados, acción exagerada y de todo modo imposible, "actores" guapos, "actrices" guapas... vamos, todo lo que nos daban las anteriores.

Partiendo de lo expuesto, no puedo menos que reconocer que la quinta parte de la saga es la mejor de todas las secuelas, sólo siendo superada por la original, que para eso era la primera vez que se nos ofrecía un espectáculo de estas características. Ahora bien, admitámoslo: no tiene un buen director tras las cámaras, no tiene buenos intérpretes frente a ellas, no tiene un guión trabajado con una buena historia, si bien, como contrapartida, tiene acción a raudales, aceptablemente bien rodada, tiene ciertos toques de humor, sobre todo ofrecidos por la pareja formada por Don Omar y Tego Calderón, y los efectos especiales, a pesar de apoyar acciones físicamente imposibles, son más que notables. Obviamente, no nos encontramos antes una película "de Oscar", pero sí ante una que nos hará pasar un rato de lo más entretenido (e intrascendente, claro está), siempre partiendo de la base, como decía al principio, de que sabemos lo que vamos a ver porque conocemos las anteriores y sabemos de qué pie cojean.

Y poco más hay que decir, creo que con sólo ver el tráiler promocional ya podemos hacernos una idea de lo que se nos va a contar en pantalla. Y quien vaya al cine a verla esperando encontrarse algo distinto... en fin, anda más perdido que un pulpo en un garaje, porque a estas alturas, y después de cinco entregas, deberíamos dejar ya de pedirle peras al olmo...

Para poner fin a esta reseña, apuntar que "Fast and Furious 5" se apunta a esa moda más o menos reciente de reservarnos una pequeña sorpresa en forma de escena final después de los créditos (en este caso, no al final de todo, pero vamos, que hay que ser pacientes y no salir corriendo en cuando la pantalla se vuelve negra), en la que se deja la historia más que abierta para una sexta entrega, la cual, o mucho me equivoco, o no tardará en empezar a rodarse.

lunes, 16 de mayo de 2011

Thor



Por fin, después de años de ansiosa espera y proyectos fallidos, llega a nosotros "Thor", película protagonizada por el Dios nórdico de la Guerra, previa y debidamente pasado por los filtros de Marvel. La llegada se ha hecho esperar y desear, pero el resultado final no ha podido ser más satisfactorio.

Después de años dando tumbos por los estudios de Hollywood y pasando por las manos de un sinfín de directores y actores, el proyecto por fin cayó en manos del shakespeariano Kenneth Branagh, excelente director donde los haya, pero una elección que a priori podría sorprender a más de uno, dada su previa trayectoria como realizador. No obstante, y como decía al principio, el resultado no podía ser mejor, pues Branagh ha conseguido no sólo captar perfectamente la esencia del personaje Marvel (otra cosa es el personaje mitológico, no nos engañemos...) sino que también ha logrado actualizarlo, ofreciéndonos una visión completa, sin fisuras, de la que podrá disfrutar cualquier espectador, sea o no lector asiduo de cómics. Vamos, que los productores se pensaron bien las cosas, cosa que no siempre hacen, y decidieron dejar el proyecto en manos de alguien competente y, como ha demostrado, con una visión única.

Pasando al actor protagonista, tenemos al casi desconocido Chris Hemsworth, el cual, a primera vista, podría parecer el típico, y permítanme la expresión, por favor, "cacho de carne", todo músculo y cero expresividad. Pero no, pues parece ser que este chico australiano es algo más que eso, como brevemente tuvo la ocasión de demostrar en "Star Trek", en la que encarnaba a George Kirk, el padre del protagonista. Tenemos aquí un nuevo ejemplo de esas decisiones que a veces toman los productores de grandes superproducciones de dejar el papel protagonista en manos de un actor desconocido para el gran público, como fueron los casos de Christopher Reeve en "Superman" y de Hugh Jackman en "X-Men" (vale que Lobezno técnicamente no es el protagonista, todos lo sabemos, pero a efectos prácticos, la historia es otra... para algo se trata del mutante más carismático y querido por los fans): otra decisión de lo más acertada (y van dos, están que se salen... a ver cuánto les dura).

El resto del reparto, por decirlo así, va más a lo seguro, reuniendo a un elenco que envidiaría cualquier otra cinta: desde el veterano Anthony Hopkins hasta la reciente y merecidamente oscarizada Natalie Portman, pasando por el siempre excelente Stellan Skarsgard (este último, curiosamente, es el padre de Alexander Skarsgard, uno de los actores que sonaron para el papel protagonista antes de entregárselo a Hemsworth).

En resumen, nos encontramos ante un film excelente que hará las delicias de propios y extraños, con una factura tanto delante como detrás de las cámaras que sería la envidia, estoy seguro de ello, de cualquier cinta de las llamadas de autor, en las que el aspecto interpretativo y las labores más artesanales, por decirlo así, priman sobre el aspecto técnico. Eso sí, en este caso, tenemos todo eso, y por añadidura, también un gran presupuesto.

Para finalizar, resaltar la labor que viene desempeñando la recientemente fundada Marvel Studios para ir tejiendo poco a poco esa red que une a todos sus films y que se verá culminada el año que viene con la película protagonizada por los Héroes Más Poderosos de la Tierra, "Los Vengadores", y que en "Thor", una vez más, lo hace con una breve escena de la que se nos deja disfrutar si esperamos al final de todos los títulos de crédito.

lunes, 9 de mayo de 2011

¿El cine violento incita a la violencia?



En primer lugar, y antes de nada, permítanme explicar el porqué del montaje fotográfico que preside esta reseña. ¿Conocen ustedes el argumento de la película dirigida por Oliver Stone y escrita por Quentin Tarantino, aunque se dice que del guión de este último no quedó nada tras pasar por las manos del primero, "Asesinos natos"? Para los que lo desconozcan, les hago un resumen rápido: una pareja de pirados se dedica a viajar por ahí cargándose gente, y poco más (a no ser el supuesto trasfondo de crítica socio-política que Stone trata de imprimirle siempre, dicen, a todos sus films, si bien eso es un tema que no pretendo tocar aquí, ni por asomo). Pues bien, resulta que otra pareja de pirados, en este caso real y no cinematográfica, visionó la película más de una veintena de veces, tras lo cual se inspiraron para cometer un asesinato. Es en este punto donde aparece el señor que he colocado encima del póster, el afamado escritor y, parece ser, reputado abogado criminalista, John Grisham, el cual interpuso una demanda contra los productores de la cinta por el asesinato cometido; desconozco si representaba a algún familiar o allegado de la víctima, pero el caso es que lo hizo. Ahora bien, la duda que me corroe las entrañas y no me deja dormir por las noches es... ¿Por qué? Supongo que porque los consideraba responsables, por aquello de que hay quien piensa que el cine violento incita a la violencia. Y a este punto es donde quería llegar.

¿Creen ustedes que el simple hecho de visionar una película de contenido violento puede llegar a impulsar a alguien a emular a sus protagonistas y salir a la calle y empezar a cepillarse gente como si de un vulgar Cara de Cuero se tratase? Parece ser que hay gente que piensa que sí, como el señor Grisham. Pero bueno, la verdad es que de los americanos (entiéndase "estadounidenses") me lo creo todo, pues son capaces de interponer demandas o mandar a sus hijos al psicólogo por las cosas más impensables en nuestro país. De esa forma, una demanda como la expuesta no sorprendería ni al más pintado, pues cosas peores se han visto.

No obstante lo dicho, la cruda realidad es que no tenemos que cruzar el Gran Charco para encontrarnos ejemplos de esas personas que sostienen que el cine violento incita a la violencia... Examinemos el caso de "Saw VI" en nuestro país: calificado "X", aunque más acertado sería decir "censurado", por sus grandes dosis de violencia (recordemos que semejante calificación se aplica a aquellas cintas que puedan herir la sensibilidad del espectador, y no sólo a las de contenido pornográfico; al margen queda el acotamiento de la expresión "herir la sensibilidad del espectador", que, digo yo, diferirá notablemente en función de cada espectador y de su sensibilidad... o de su falta de ella). Pregunta: ¿por qué la sexta entrega de una saga merece tal calificación y las anteriores no, partiendo de la base de que todas siguen la misma línea y su contenido es equivalente? La respuesta supongo que será que algún iluminado o iluminada (o un conjunto de ellos) que acababa de ocupar un puesto de relevancia en el Ministerio de Cultura pensó que sería una forma de dar un giro radical a la política empleada a la hora de otorgar las calificaciones, o algo así (a mí que me registren...). Por esa regla de tres, una película como la española "Mentiras y gordas" (y con esto no pretendo atacar al cine español, pues soy un firme defensor, como he venido demostrando) debería incitar a aquello que hacen sus protagonistas a lo largo de su metraje, a la sazón drogarse y follar como locos... Pero no, no le otorgaron una calificación "X", sino, supongo, sólo la mítica "No recomendada para menores de 18 años", y cada uno que decidiese por sí mismo, bajo su cuenta y riesgo y sin que nadie vele por su sensibilidad, que podrá ser herida o no. Lo que pretendo denunciar aquí es que el criterio debe ser uno, aplicable a todas las cintas, vengan de donde vengan, y, por favor, Señores Mandamases del Ministerio de Cultura, que ese criterio sea permisivo y nos deje un margen de libertad para que cada uno de nosotros decida lo que quiere ver y lo que no sin necesidad de acudir a la sala X del cine más cercano, de las cuales pocas quedan en España, para ver una película que a lo mejor nada tiene de pornográfico, a pesar de que semejante calificación, como decía, se suela asignar a films de contenido tal. Un momento... Ahora que lo pienso, ¿tendrá algo que ver el hecho, casual donde los haya, de que la responsable del guión de la mencionada "Mentiras y gordas" fuese la señora Ministra, en cuyo mandato se calificó "X" a "Saw VI"? Ahí lo dejo, y que cada uno piense lo que desee (¿ven? Cada uno decide = Criterio permisivo).

En fin, lo que bajo ningún concepto deberíamos perder de vista es que a una persona con la cabeza bien amueblada jamás se le ocurriría coger el primer cuchillo que encontrase en la cocina de su casa y ponerse a matar gente a diestro y siniestro por violenta que fuese la película que acaba de ver. Es más, una persona en su sano juicio, aún a pesar de haber podido disfrutar de la película, calificaría, como mínimo, de "impensable" aquello que hubiera visto. Ahora bien, un individuo cuya azotea esté llena de goteras podría inspirarse hasta en "La Sirenita" para dar rienda suelta a sus más ocultos instintos homicidas, sin necesidad de ver cómo lo hacen dos chalados en "Asesinos natos", como relataba al principio que ocurrió en EE.UU.

Seamos sensatos, por favor, y pensemos las cosas antes de hacer o decir nada.

viernes, 6 de mayo de 2011

Scream 4



En mi reseña dedicada a las secuelas y revisiones del día 12 de abril del presente año le atribuía a la saga "Scream" el adjetivo de "extinta", a pesar de que sus creadores desconocían tal hecho. Pues bien, tras haber visto esta tercera secuela, no puedo sino reafirmarme en lo dicho. Y es que "Scream 4" nos ofrece exactamente lo mismo que sus precedentes, sin el más mínimo atisbo de originalidad por parte tanto de Wes Craven, director de las cuatro partes, como de Kevin Williamson, guionista de las dos primeras y que ahora regresa a la saga tras el paréntesis hecho en la tercera, cuyo guión corrió a cargo de Ehren Krueger (el porqué de esta ausencia supongo que tiene que ver con el hecho de que, por aquel entonces, Williamson se hallaba inmerso en el que sería su debut como director en la gran pantalla, "Secuestrando a la Srta. Tingle"; misteriosamente, esa fue su única incursión en la dirección... ¿por qué será?).

11 años... 11, ni más ni menos. Esos años son los que han pasado desde que se estrenó en cines "Scream 3". En ese momento, todos, inocentes de nosotros, pensamos que la saga se cerraría siendo una trilogía, pero no... pues aquí tenemos esta nueva entrega, la cual, todo sea dicho de paso, parece ser que no está funcionando del todo mal, de ahí que haya anunciada una cuarta secuela para el año 2013 (que se llegue a rodar o no es algo que desconozco, pero vamos, si hicieron esta después de tanto tiempo, no me sorprendería ni un ápice...).

Pasando ya a la valoración en sí de la cinta que nos ocupa, más allá de su, como mencionaba al principio, más que obvia falta de originalidad (obvia porque nadie se ha molestado lo más mínimo en establecer un matiz de diferenciación con respecto a las anteriores), lo que puede decirse es que nos ofrece un guión pésimo escrito por Williamson copiando sus anteriores libretos, una dirección de lo más rutinaria a cargo del maestro Craven (este hombre también tiene que comer...) y unas interpretaciones de lo más sosas... perdón, perdón, esa no es la expresión más idónea para definirlas, permítanme rectificar: quería decir una interpretaciones funestas, a cargo de un tropel de actores y actrices más o menos guapos recitando (o, en algunos caso, escupiendo)  sus "brillantes e ingeniosos" diálogos. Vamos, lo que se dice una joya cinematográfica...

Señores productores de Hollywood, ¿saben ustedes el significado de la palabra "innecesario"? Lo digo más que nada porque es el apelativo que le podemos colocar tanto a "Scream 4" como a multitud de films con los que la industria cinematográfica estadounidense nos está bombardeando en el plazo de los últimos tiempos. ¿Y qué me dicen del término "originalidad"? Muy difícil ya para ustedes, ¿no? Me parece que sí, porque visto lo visto...

En fin, que la película que nos ocupa nos ofrece ni más ni menos que lo que parece al ver su tráiler: lo mismo que todas las anteriores. Por tanto, sabiendo eso, si quieren pasar un rato de lo más intrascendente, vayan a verla (partiendo de la base de que disfrutaron con las anteriores, porque si no vamos mal), pero créanme: su visionado no vale el precio de la entrada de cine, que a estas alturas está por las nubes, y los tiempos que corren no son para hacer excesos superfluos.

martes, 3 de mayo de 2011

Águila Roja. La película



Voy a comenzar con un pequeño aviso: “Águila Roja. La película” bien podría haberse titulado “Águila Roja. Un episodio largo”... Me explico: se trata de un film únicamente apto para aquellos fans de la serie de TVE o, al menos, para aquellas personas que disfrutan, aunque sólo sea un poco, cada semana visionando en la pequeña pantalla las aventuras de su protagonista. Todos aquellos detractores de la serie, que ni se molesten en ver la película, porque, no nos engañemos, ofrece más de lo mismo, lo que ya hemos visto más veces pero ahora en una pantalla notablemente más grande.

No obstante lo dicho en el párrafo anterior, el film que nos ocupa se erige en un más que aceptable ejemplo de que en España también sabemos hacer cine de acción y aventuras, y además sin desmerecer. Estas nuevas aventuras del Águila Roja entretienen, y mucho, ofreciéndonos una historia nueva, sin relación con las tramas desarrolladas en la serie más allá de estar protagonizadas por los mismos personajes, de ahí que en cierto modo suponga una especie de punto y aparte, siendo perfectamente comprensible para cualquier espectador desconocedor de las aventuras televisivas, si bien es cierto que se disfrutará mucho más si se conoce de previa mano a los personajes y de qué pie cojean, por decirlo así.

La historia se resume muy fácilmente: Águila Roja y el resto de habitantes de la villa han de hacer todo lo posible para poner fin a un complot urdido por las coronas de Francia e Inglaterra para poner fin a la vida del monarca español, Felipe IV, y repartirse el territorio por éste gobernado. El resto son prácticamente anécdotas, no obstante lo cual muchas de ellas enriquecen notablemente la trama.

En lo tocante a su reparto, hay que reconocer, sin ningún atisbo de duda, que tanto “Águila Roja. La película” como la serie del mismo nombre se deben al 90% a sus secundarios, sin los cuales no tendríamos nada… Y es que el protagonista, David Janer, es de lo más soso, permítanme la expresión, sin personalidad… de ahí que las aventuras del Águila serían las mismas con cualquier otro actor de características similares. Mención especial merece Javier Gutiérrez, que encarna a Satur, el escudero del héroe, quien en muchas ocasiones se ve envuelto en circunstancias que le hacen enfrentarse a decisiones de lo más difíciles, como es el caso de la película, pero ello sin perder su humor característico, y que se erige en una de las mejores bazas tanto de la serie como del film. Mención aparte merece el escaso protagonismo aquí de la Marquesa y el Comisario, encarnados por Myriam Gallego y Francis Lorenzo, que podían haber dado mucho más juego del que dan.

En resumen, si les gusta la serie, les gustará la película. Y si no, vean otra cosa, pues habrá más posibilidades de que disfruten de esa manera.