martes, 15 de abril de 2014

Capitán América. El Soldado de Invierno




Tres años después de la primera adaptación seria (dejemos de lado ese engendro perpetrado por Albert Pyun en 1990) de uno de los personajes de Marvel más famosos y queridos, el Capitán América, llega a las pantallas de todo el mundo su secuela, "Capitán América. El soldado de Invierno", que se basa en uno de los arcos argumentales más exitosos y de más calidad de la historia comiquera del personaje. Y lo hace con un Capi tratando de adaptarse al siglo XXI, después de haber despertado de su sueño helado, y tratando de digerir lo ocurrido en "Los Vengadores" (aunque a un servidor le da que lo lleva considerablemente mejor que el Tony Stark de "Iron Man 3").

"Capitán América. El Soldado de Invierno" da comienzo justo después de la invasión alienígena ocurrida en "Los Vengadores", con un Steve Rogers (Chris Evans) perfectamente integrado en la S.H.I.E.L.D. dirigida con mano de hierro por Nick Furia (Samuel L. Jackson). Pero la aparición de un misterioso personaje, apodado el Soldado de Invierno, que empieza a cometer una serie de ataques terroristas, hace que todo el sistema comience a venirse abajo, hasta el punto de que Rogers se plantee su lealtad a una organización cuyos principios empiezan a no estar del todo claros, convirtiéndose en un proscrito perseguido por aquellos a los que antes consideraba compañeros. En su rebelión, el Capi contará con el apoyo incondicional de Natasha Romanov, la Viuda Negra (Scarlett Johansson), y de Sam Wilson, el Halcón (Anthony Mackie), para tratar de averiguar quién es y qué quiere el Soldado de Invierno, todo ello mientras trata de destapar lo que se esconde detrás de la corrupta S.H.I.E.L.D.

Esta primera secuela de "Capitán América. El primer Vengador" se distancia considerablemente de su predecesora, al margen de que los principios rectores sean los mismos, puesto que, mientras que en la primera entrega se nos mostraba todo el proceso que llevó a Steve Rogers a convertirse en el Capitán América, desenvolviéndose como pez en el agua en plena Segunda Guerra Mundial, en la secuela tenemos a un Rogers completamente desubicado que trata de adaptar sus férreas (y un punto anticuadas) creencias morales a la realidad del siglo XXI. También influye, como no podía ser de otro modo, el cambio de director, pues si en la primera era el bastante soso Joe Johnston el encargado de llevar la voz cantante (eso sí, desempeñando su tarea considerablemente mejor que en otras ocasiones, dándole por momentos un estilo spielbergiano de lo más interesante), ahora son los hermanos Anthony y Joe Russo quienes se encargan de la realización de la cinta. Claro que saber si semejante cambio fue una decisión consciente de los productores de la cinta con la firma intención de otorgarle un estilo distinto, o si Johnston no repite por abrir mucho la boca a la hora de pedir retribución por su futuro trabajo, es un interrogante que quedará en el limbo.

En fin, el film que nos traemos entre manos no engaña: da lo que promete, al igual que, por lo general, todas las cintas rodadas al abrigo de Marvel Studios, que, poco a poco, y como quien no quiere la cosa, cuenta en su haber ya con 9 películas estrenadas, si los cálculos no me fallan ("Guardianas de la Galaxia" y "Los Vengadores. La Era de Ultrón" se convertirán en la décima y la undécima, respectivamente). Si les gustó la primera, hay un 99,99% de posibilidades de que les guste esta.

Por cierto, gracias a los responsables de la cinta por no hacernos esperar hasta el final ultimísimo de los créditos para poder ver la ya mítica y típica escena post-créditos con la que cuentan todos estos films.