jueves, 13 de noviembre de 2014

Larga ausencia...

Un servidor es plenamente consciente de la ingente cantidad de tiempo que hace que no se digna a actualizar este humilde blog... Ahora bien, siempre digo que en esta vida absolutamente todo se rige por una elección de prioridades, en virtud de la cual todos tomamos decisiones según una escala, en la que, por encima de mantenerles informados de qué películas he visto últimamente y mi valoración acerca de ellas, han primado los compromisos familiares y laborales. Mis disculpas por el olvido en el que ha quedado el blog todo este tiempo.

Lo que sí no he dejado de hacer, dentro de las posibilidades, ha sido ir al cine. Ahora bien, ponerme como un loco a escribir, día tras día, las reseñas de todos y cada uno de los filmes que he visto en este tiempo me parece una tarea demasiado ardua, a la par que absurda, por lo que he decidido recoger en este post toda una serie de "mini reseñas" de las cintas que he ido visionando (o, por lo menos, de aquellas que ahora me vienen a la mente). La idea es ir comentándolas en orden inverso al del visionado. Comencemos, pues.

"Drácula. La layenda jamás contada", de Gary Shore. A estas alturas, llevar a cabo un proyecto centrado en la figura del vampiro por excelencia, Drácula, es una tarea poco menos que hercúlea, dado que probablemente sea uno de los personajes literarios que más veces ha sido llevado a la gran pantalla, de una forma u otra. Así pues, la labor llevada a cabo en la cinta que nos ocupa, pese a las críticas recibidas, supone un ejercicio de lo más admirable y ciertamente original (dentro de las limitaciones implícitas al concepto "hacer una peli de Drácula", por supuesto). Gran trabajo de Luke Evans, un actor que, a priori, no encaja demasiado con la figura del vampiro. ¿Habrá dos entregas más, hasta completar la trilogía que teóricamente está planeada? Un servidor, sinceramente, espera que sí.

"Las Tortugas Ninja" (me niego a referirme a ella como "Ninja Turtles", espero me disculpen), de Jonathan Liebesman. Ejemplo claro de film que esgrime, al mismo tiempo, dos estrategias para captar al público: 1) Por un lado, ofrecer efectos especiales "chulos", acrobacias y unos personajes "molones" para atraer al sector poblacional más teen que no conoce, ni por asomo, a los personajes originales creados años ha por Peter Laird y Kevin Eastman, y 2) Apelar a la nostalgia y sentimentalismo de quienes, como el que esto suscribe, se criaron viendo la antigua serie de TV y que acudieron en masa al estreno, en 1990, de la primera adaptación al cine de los famosos personajes. El resultado de esta nueva versión, supuestamente actualizada, si bien en el fondo tenemos la misma base, aunque mucho más diluída, es cine palomitero en su más alto exponente, con mucho ordenador, bastante acción, algunas dosis de humor más que decentes (el episodio del ascensor es impagable) y un guión inexistente. Del reparto, destacar la labor de William Fichtner y condenar a los infiernos la desempeñada por el muy cargante Will Arnett. Sin duda alguna, mil veces mejor la original.

"El corredor del laberinto", de Wes Ball. No me extenderé demasiado: claro ejemplo de película (y novela, imagino, porque no la he leído... ni pienso hacerlo) realizada aprovechando el tirón de la saga de "Los juegos del hambre" (igual que "Divergente", por otra parte). Un aburrimiento supino.

"Guardianes de la Galaxia", de James Gunn. Muestra clara de que en Marvel hay vida más allá de los personajes más clásicos y representativos, léase Iron Man, Capitán América, Spiderman, Thor..., haciendo gala de un humor arrollador, muy bien llevado y presente a lo largo de todo el metraje. Gran reparto, todo él muy acertado. Eso sí, para nada es mejor que "Los Vengadores", como he leído por ahí, que Joss Whedon es mucho Joss Whedon.

"Hércules", de Brett Ratner. Estamos ante una nueva versión del personaje clásico de la mitología griega (en esta era conocido como Heracles) y romana, el héroe por excelencia, adaptado al cine en un sinfín de ocasiones. En este caso, el rasgo diferenciador consiste en optar por hacer una versión supuestamente "más real", en la que la leyenda más fantástica del hijo de Zeus no es más que eso, una leyenda creada para infundir miedo y respeto. Pero de semi-dios y super-fuerza, nada de nada. Un entretenimiento aceptable, todo un mérito si tenemos en cuenta que quien se sienta tras la cámara es un inútil de proporciones considerables, como es Ratner.

Continuará...




martes, 15 de abril de 2014

Capitán América. El Soldado de Invierno




Tres años después de la primera adaptación seria (dejemos de lado ese engendro perpetrado por Albert Pyun en 1990) de uno de los personajes de Marvel más famosos y queridos, el Capitán América, llega a las pantallas de todo el mundo su secuela, "Capitán América. El soldado de Invierno", que se basa en uno de los arcos argumentales más exitosos y de más calidad de la historia comiquera del personaje. Y lo hace con un Capi tratando de adaptarse al siglo XXI, después de haber despertado de su sueño helado, y tratando de digerir lo ocurrido en "Los Vengadores" (aunque a un servidor le da que lo lleva considerablemente mejor que el Tony Stark de "Iron Man 3").

"Capitán América. El Soldado de Invierno" da comienzo justo después de la invasión alienígena ocurrida en "Los Vengadores", con un Steve Rogers (Chris Evans) perfectamente integrado en la S.H.I.E.L.D. dirigida con mano de hierro por Nick Furia (Samuel L. Jackson). Pero la aparición de un misterioso personaje, apodado el Soldado de Invierno, que empieza a cometer una serie de ataques terroristas, hace que todo el sistema comience a venirse abajo, hasta el punto de que Rogers se plantee su lealtad a una organización cuyos principios empiezan a no estar del todo claros, convirtiéndose en un proscrito perseguido por aquellos a los que antes consideraba compañeros. En su rebelión, el Capi contará con el apoyo incondicional de Natasha Romanov, la Viuda Negra (Scarlett Johansson), y de Sam Wilson, el Halcón (Anthony Mackie), para tratar de averiguar quién es y qué quiere el Soldado de Invierno, todo ello mientras trata de destapar lo que se esconde detrás de la corrupta S.H.I.E.L.D.

Esta primera secuela de "Capitán América. El primer Vengador" se distancia considerablemente de su predecesora, al margen de que los principios rectores sean los mismos, puesto que, mientras que en la primera entrega se nos mostraba todo el proceso que llevó a Steve Rogers a convertirse en el Capitán América, desenvolviéndose como pez en el agua en plena Segunda Guerra Mundial, en la secuela tenemos a un Rogers completamente desubicado que trata de adaptar sus férreas (y un punto anticuadas) creencias morales a la realidad del siglo XXI. También influye, como no podía ser de otro modo, el cambio de director, pues si en la primera era el bastante soso Joe Johnston el encargado de llevar la voz cantante (eso sí, desempeñando su tarea considerablemente mejor que en otras ocasiones, dándole por momentos un estilo spielbergiano de lo más interesante), ahora son los hermanos Anthony y Joe Russo quienes se encargan de la realización de la cinta. Claro que saber si semejante cambio fue una decisión consciente de los productores de la cinta con la firma intención de otorgarle un estilo distinto, o si Johnston no repite por abrir mucho la boca a la hora de pedir retribución por su futuro trabajo, es un interrogante que quedará en el limbo.

En fin, el film que nos traemos entre manos no engaña: da lo que promete, al igual que, por lo general, todas las cintas rodadas al abrigo de Marvel Studios, que, poco a poco, y como quien no quiere la cosa, cuenta en su haber ya con 9 películas estrenadas, si los cálculos no me fallan ("Guardianas de la Galaxia" y "Los Vengadores. La Era de Ultrón" se convertirán en la décima y la undécima, respectivamente). Si les gustó la primera, hay un 99,99% de posibilidades de que les guste esta.

Por cierto, gracias a los responsables de la cinta por no hacernos esperar hasta el final ultimísimo de los créditos para poder ver la ya mítica y típica escena post-créditos con la que cuentan todos estos films.

lunes, 10 de febrero de 2014

El Hobbit. La desolación de Smaug




Segunda entrega de la trilogía en la que Peter Jackson ha convertido el libro de Tolkien, de aproximadamente 300 páginas, "El Hobbit". La pregunta es de dónde ha sacado tanto material como para extender la historia hasta alcanzar las 7 horas y media, más o menos, repartidas en tres películas. ¿La respuesta? Pues rellenando metraje de forma absurda sin contarnos absolutamente nada...

"El Hobbit. La desolación de Smaug" continúa la aventura donde lo dejó la anterior entrega, con Bilbo (Martin Freeman), Gandalf (Ian McKellen) y los enanos prosiguiendo con la misión iniciada en la cinta precedente. Del resto, no me pregunten, pues no sé que demonios contaba, pues la película se limita a enlazar escena tras escena, metiendo a Legolas (Orlando Bloom) con calzador, porque el personaje mola mucho, en las que el protagonismo de Bilbo parece diluirse poco a poco, sin dejar muy claro qué es lo que quiere contarnos y el porqué de incluir según qué cosas que estamos viendo. Ante tal percal, uno se plantea que quizá lo que salve al film se ala aparición final del dragón Smaug, pero ni con esas...

Hace tiempo que un servidor dejó de entender a Peter Jackson. Claro estaba que, después de llevar a acabo la tarea hercúlea que supuso rodar las tres entregas de "El Señor de los Anillos", arrasando como lo hizo en las taquillas de todo el mundo, muy difícil le iba a resultar alcanzar el mismo reconocimiento con proyectos futuros. Pero no se amilanó: un año después de estrenarse "El retorno del Rey", teníamos en pantalla su visión/versión de "King Kong", la cual, si bien echaba mucho por fuera, fue un producto bastante digno una vez abandonado el universo Tolkien; a continuación, decidió dejar de lado presupuestos monstruosos y efectos especiales por doquier y rodó la más modesta, y muy interesante, "The lovely bones (Desde mi cielo)", con un resultado excelente, aunque no avalado por el gran público. Y aquí se torció la cosa: cuentan que primero demandó a los productores de la trilogía de "El Señor de los Anillos" porque le debían no sé cuánto en concepto de porcentaje del dinero recaudado en los cines... para luego embarcarse, como productor y guionista, en las, de aquella, dos películas de "El Hobbit" (¿me lo explican?), que se encargaría de dirigir Guillermo del Toro. Pero como todo el mundo sabe, Del Toro abandonó por los continuos retrasos en el inicio del rodaje, recayendo la batuta de director de nuevo en Jackson, que se dispuso a repetir esquemas, actores y situaciones. Claro que ahora el material del que disponía era considerablemente más escaso, sobre todo teniendo en cuenta que las dos películas crecieron a tres... ¿El resultado? Paja por un tubo.

En fin, que si al hilo de "El Hobbit. Un viaje inesperado", decía que gustaría a quienes disfrutaron con las anteriores aventuras de la Tierra Media, me temo que tengo muy serias dudas de que lo mismo ocurra con "El Hobbit. La desolación de Smaug", dado que para quien esto suscribe fue una tortura de principio a fin.

martes, 4 de febrero de 2014

La leyenda del samurai. 47 Ronin




El día de Navidad, y casi, casi de sorpresa, puesto que tampoco es que tuviera una campaña publicitaria bestial, se estrenó en cines "La leyenda del samurai. 47 Ronin", protagonizada por un Keanu Reeves ansioso de recuperar glorias pasadas.

"La leyenda del samurai. 47 Ronin" se basa en la historia real de los 47 samurais que se convirtieron en ronin al morir su señor, viéndose obligados a esconderse y a no tratar, en modo alguno, de vengar la muerte de aquél, claro que del dicho al hecho... Hasta ahí lo "real" de la trama, que en el film que nos ocupa se ve adornada, permítanme la expresión, de elementos fantásticos y la presencia de Reeves, que encarna a Kai, llamado mestizo y paria de la sociedad.

La cinta que nos traemos entre manos viene firmada por un tal Carl Rinsch, realizador, parece ser, versado en el mundo de la publicidad y que aquí debuta en la dirección de un largometraje. Desde aquí queremos romper una lanza en su favor, pues, como se puede apreciar en pantalla, lleva a cabo su labor de forma admirable, si bien no puede dejar de reconocerse que le queda mucho por aprender (pero ¿acaso alguien nació aprendido?). Ahora bien, se dice que, una vez rodado todo el metraje de la película, los productores directamente lo apartaron del proyecto y fueron ellos los que llevaron la voz cantante en el montaje, como si de Michael G. Wilson y Barbara Broccoli (productores y amos y señores de la saga Bond) se tratara, lo cual nos hace imposible conocer al 100% la labor de cada quien.

El mayor mérito de "La leyenda del samurai. 47 Ronin" es que, basándose en un material real ya existente, consigue una historia sólida e innovadora, introduciendo elementos que obviamente no aparecían en la ya legendaria historia japonesa para conseguir un guión de lo más interesante y entretenido.

Con respecto a las actuaciones de la película, Reeves interpreta a Kai como aborda prácticamente todos y cada uno de los personajes que le tocan: de una forma aceptable pero más bien sosa, demostrando una y otra vez (contadas son las excepciones en que no lo hace) sus grandes carencias como actor.

Terminando: ¿Por qué en España somos tan simpáticos que le calzamos eso de "La leyenda del samurai" cuando el título original, "47 Ronin", es mil veces más ilustrativo de lo contado en la película y podía valer perfectamente como título español?

lunes, 3 de febrero de 2014

In memoriam: Philip Seymour Hoffman (1967-2014)



Nos toca hoy despedirnos de Philip Seymour Hoffman, que ayer, 2 de febrero, apareció muerto en su apartamento a los 46 años de edad. Las causas o razones de su fallecimiento son algo que, imaginamos, se aclarará en los próximos días, si bien ahora, por lo que a nosotros respecta, poco importa. Lo único que vale la pena mencionar es que el mundo del cine, y por tanto todos aquellos que gustamos de disfrutar de una buena película, pierde a uno de sus más grandes intérpretes, que nos hacía disfrutar una y otra vez con sus grandes interpretaciones.

Es por ello que desde Retazos de Celuloide queremos rendir un modesto homenaje a la figura de este gran actor, a la par que ponemos de manifiesto nuestra tristeza por esta gran pérdida.

Descansa en paz, Philip.

3 bodas de más



Desde hace unos cuantos años, parece existir en España una especie de corriente, llamémosla así, que trata de renovar la tan explotada comedia española, género de por sí muy visitado por la industria cinematográfica española durante largos años. La cinta que ahora nos ocupa, "3 bodas de más", encaja perfectamente en esta "nueva comedia", muy alejada de arquetipos infinitamente recurridos y a años luz de todo el movimiento "pajaresestesístico" que golpeó con fuerza en la época conocida como "El destape". Pero, ojo, no me malinterpreten: no es que "3 bodas de más" sea una comedia de fino y sutil humor y no recurra a tópicos más o menos manidos, pero lo que sí hay que reconocerle es un puñado de buenas ideas y un guión que funciona a la perfección en el cometido propuesto, que no es otro que hacer reír a carcajadas y que el espectador disfrute.

"3 bodas de más" está protagonizada por Inma Cuesta, que encarna a Ruth, que es invitada casi simultáneamente a las bodas de sus tres ex, algo que, por supuesto, no es plato del gusto de nadie, si bien su respuesta a las invitaciones es "sí" en los tres casos. Y claro, tal y como se pueden imaginar, cada una de las bodas dará lugar a situaciones de lo más hilarantes, metiéndose Ruth en más de un brete. Por suerte, contará con la complicidad del becario del laboratorio en el que trabaja, Dani (Martiño Rivas). 

Sin duda alguna, el mayor mérito del film es, como claramente mencionaba al inicio de esta reseña, un guión ágil (obra de Pablo Alén y Breixo Corral) que divierte a más no poder, y a pesar de que Ruth asistirá a cada una de las tres bodas, en ningún momento se tiene la sensación de estar viendo una película estructurada en capítulos o que cuenta distintas historias, algo que es muy de agradecer.

Centrándonos ahora en el reparto, no deja de llamar la atención la presencia de una actriz como Inma Cuesta al frente de una comedia como la que nos traemos entre manos, dado que es una actriz que se suele desenvolver más bien en el terreno dramático (claro que a lo mejor los responsables de la película hicieron la elección conscientemente...), pero que sale más que airosa. Del resto, tenemos a un Martiño Rivas que lleva a cabo su rol de cómplice de una forma más que correcta, pese a sus limitaciones interpretativas (¿muestra de que está mejorando y alejándose de su horrenda labor en "El internado"? Veremos), a un Paco León (primer ex) que no consigue quitarse el sambenito del Luisma ni aunque le ponga acento vasco, una Laura Sánchez (segundo ex) que encaja a la perfección en su papel de transexual y un Berto Romero (tercer ex) que demuestra que es mucho más que el sobrino del Tito Andreu.

Vamos, que si gustan de pasar un buen rato y reírse a carcajadas con una cinta de calidad made in Spain, "3 bodas de más" es la elección perfecta.

Termino con una pregunta: ¿Por qué al salir del cine los otros espectadores nos miraban con cara rara por habernos reído a mandíbula batiente cuando se supone que para eso está hecha la película?

martes, 31 de diciembre de 2013

Los Juegos del Hambre. En llamas




No ha pasado mucho tiempo desde que se estrenó en las pantallas de todo el mundo "Los Juegos del Hambre", adaptación al cine de la primera entrega de la trilogía literaria escrita por Suzanne Collins. Y lo hizo con un éxito rotundo en la taquilla mundial, de ahí que tengamos ahora entre nosotros su continuación, "En llamas".

Esta segunda entrega de la trilogía (que en cine será tetralogía, pues está confirmado que "Sinsajo" se dividirá en dos partes, al igual que se hizo con los últimos libros de las sagas "Harry Potter" y "Crepúsculo") nos cuenta cómo Katniss Everdeen (una ya consagrada Jennifer Lawrence), flamante ganadora de la último edición de los juegos que dan nombre a las películas, se ve obligada, igual que su compañero Peeta Mellark (Josh Hutcherson), a participar en una nueva competición que no hace sino reunir a anteriores ganadores. Claro que el verdadero objetivo que planea el Presidente Snow (excepcional, como siempre, Donald Sutherland) no es otro que acabar con la vida de Katniss, quien, a raíz de su participación y posterior victoria en los juegos, se ha ido convirtiendo en un símbolo de esperanza para el pueblo, que comienza a dar muestras de querer alzarse en armas contra el Capitolio.

La cinta que nos traemos entre manos cuenta con la misma ventaja que todos las segundas (o terceras) partes de filmes precedentes: jugar sobre seguro y repetir esquemas que ya funcionaron en el pasado. Con más razón si se bebe de una fuente literaria ya de por sí exitosa. Es por eso que "En llamas" partía con todas las bazas a su favor para convertirse en uno de los más grandes éxitos del año, como así se está viendo reflejado en la taquilla. Todo, con un único cambio: quien se sienta ahora en la silla de director (y lo hará también en las dos medias terceras partes de la saga) es Francis Lawrence, mucho más acertado, en opinión de un servidor, para este tipo de películas que Gary Ross, responsable de la primera entrega.

¿Qué decir del reparto de "En llamas" a estas alturas? Pues que todos se encuentran más que cómodos en los papeles que ya encarnaron en la primera entrega, logrando, si cabe, unas interpretaciones mucho más sólidas. Excepción a lo anterior la constituye Philip Seymour Hoffman encarnando a Plutarch Heavensbee, personaje nuevo en la franquicia, que encaja a la perfección en el puzzle formado por los demás. No obstante lo anterior, quisiera destacar merecidamente la labor llevada a cabo, al igual que en la primera parte, por Donald Sutherland, que desempeña su rol de malo-malísimo de forma magistral y con una sobriedad envidiable, y Stanley Tucci, como Caesar Flickerman, el peculiar y algo histriónico (pero no sobreactuado) presentador de los juegos.

En fin: si disfrutaron con "Los Juegos del Hambre", no duden en ver "En llamas", pues es más de lo mismo. En el  buen sentido, ojo.