lunes, 28 de marzo de 2011

Cisne negro


            
Preguntado en una entrevista acerca de su nuevo proyecto para la gran pantalla, “The Wolverine”, secuela de “X-Men. Orígenes: Lobezno”, Darren Aronofsky contestó diciendo que, por primera vez en su carrera, se trataba de un proyecto que todo el mundo quería que se hiciese, y no sólo él. Y es que si ha habido una constante en la carrera del realizador que debutó en el mundo del cine con la magistral y paranoica “Pi. Fe en el Caos”, ha sido que cada una de sus obras ha sido, en mayor o menor medida, un proyecto personal. A este respecto, el caso de “Cisne negro” no es distinto, pues se trata de una película que, a priori, casi nadie querría ver pero que, por obra y gracia de ese maravilloso mundo que es el cine, se ha convertido en un éxito arrollador de taquilla y crítica, elevando a Aronofsky al Olimpo de los nuevos grandes directores (el cual llegó a acariciar, aunque sólo fuese con la punta de los dedos, hay que reconocerlo, con “El luchador”).
            
Hechas estas aclaraciones, pasemos a la valoración del film en sí: francamente, me faltan casi las palabras para expresar lo que sentí sentado en la butaca del cine al ver “Cisne negro”, pero lo voy a intentar, que no se diga…Se trata de una obra (me atrevería a decir una obra de arte) que por momentos fascina y por momentos repugna, logrando un equilibrio entre ambas facetas que una película convencional no conseguiría ni en un millón de años. Y ahí es donde “Cisne negro” se alza en todo su esplendor, en no ser una película convencional, y pese a ello haber obtenido el aplauso de público y crítica, que no muy a menudo se ponen de acuerdo.
            
La trama de “Cisne negro” podría resumirse en una sola línea argumental: la perfección hasta la obsesión. Ahora bien, su excelencia reside en la forma de desarrollar ese concepto y traducirlo en imágenes hasta lograr un resultado visual de lo más impactante y que no deja indiferente a nadie.
            
Mención especial merece la protagonista de la cinta, una inconmensurable Natalie Portman merecidamente galardonada con el Oscar por su arrebatadora interpretación.
            
Resumiendo, “Cisne negro” se erige en un film magistral donde los haya, visualmente impecable y que coloca a su realizador en el lugar que ha venido mereciendo desde que realizó su ópera prima. Y quien diga lo contrario, miente (eso, o no ha dedicado al visionado de la película la atención que ésta se merece).

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