sábado, 19 de octubre de 2013

Nightmare



Haciendo una excepción en nuestra línea de reseñar cintas estrenadas en cines ordinarios, en Retazos de Celouloide queremos parar nuestra mirada en algo llamado "Nightmare", de un tal Oribio, que ayer tuvimos el "placer" de visionar en una proyección que tenía más de casera que de otra cosa (con aviso de actualización del antivirus en pantalla, y todo).

"Nightmare" es una película 100% amateur rodada íntegramente en Galicia, totalmente en inglés (o algo parecido), imaginamos que por aquello de darle proyección internacional (¿?), que nos cuenta la historia de dos turistas estadounidenses, Olivia y Harold, que se desplazan al rural gallego en un viaje de placer. El caso es que sus apacibles vacaciones se verán truncadas cuando Olivia empiece a sufrir una serie de terribles pesadillas que hacen que todo se descontrole. Y hasta ahí puedo decir, y no porque no quiera destripar detalles del argumento a posibles incautos que vayan a tener la desgracia de ver la película, sino más bien porque no tengo ni idea de qué más contaba...

Seamos claros: "Nightmare" es un auténtico despropósito. Empezando con un prólogo narrado a base de unos óleos nefastos que nos cuenta una historia de ángeles, nefilims, seres humanos y no sé qué clase de seres más que poco tiene que ver con lo que a continuación se nos muestra en pantalla, pasando por unas interpretaciones no de andar por casa, sino lo siguiente (dejando de lado el nivel de inglés de los protagonistas, por supuesto), unos planos "corta-cabezas" estupendos y, lo peor y más grave de todo, una historia del todo incoherente, compuesta por un sinnúmero de set pieces (por cierto, el film está organizado en capítulos, no se lo pierdan) encajados a calzador, sin sentido alguno y atropelladamente.

Ahora bien, a todo lo anterior habrá quien objete, alzando la voz y rompiendo una lanza en favor del joven director/guionista/productor/intérprete/... de la película (de ahí el "de Oribio" calzado a continuación del título, como si de John Carpenter se tratara) alegando que todo está hecho sin medio alguno, más que los cuatro duros que los implicados pudieran aportar al proyecto, que carecían del equipo mínimamente necesario tanto para grabar como para llevar a cabo los efectos que un producto de terror requería, que los intérpretes realmente no son actores (no me j...)... En fin, toda una serie de argumentos con los que, sinceramente y de corazón, puedo estar en mayor o menor medida de acuerdo. Pero lo que bajo ningún concepto se puede perdonar, y ahí reside su principal problema, es la historia contada, pues la imaginación para plasmar una idea y transformarla en un guión no depende de recurso alguno, sino simplemente de la capacidad y buen hacer del encargado de llevarla a cabo (en este caso, el tal Oribio, quien, a todas luces, carece de esa capacidad y ese buen hacer que mencionaba).

En fin, "Nightmare" supone hora y media perdida del tiempo de cualquiera, un cúmulo de errores encadenados, una cagada con M mayúscula.

Eso sí, nos hartamos de reír.

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