sábado, 12 de noviembre de 2011

Las aventuras de Tintin. El secreto del Unicornio



Me gustaría empezar realizando dos aclaraciones: la primera de ellas es que un servidor nunca, ni siquiera de chaval, ha sido admirador del más famoso personaje creado por Hergé, si bien las repetidas buenas críticas cosechadas sobre la adaptación cinematográfica dirigida por Steven Spielberg y producida por Peter Jackson y los comentarios favorables de algunos conocidos me hicieron decantarme por la opción de acudir a la sala de cine más cercana para ver el film que ahora tenemos entre manos. En segundo lugar, quiero dejar claro que una cinta técnicamente impecable no necesariamente es una buena película.

Hechas estas aclaraciones, paso a valorar la película: "Las aventuras de Tintin. El secreto del Unicornio" es un auténtico despropósito, sin paños calientes. Nos encontramos ante una historia plagada de situaciones absurdas, a la par que estúpidas, en muchos casos de lo más inverosímiles, por más que se pretenda tener la mente abierta. Los personajes (y en este punto desconozco, lo admito,  si el problema reside en el cómic de Hergé) dejan bastante que desear, y no es que Tintin sea extremadamente listo, sino que todos y cada uno de los que se encuentran a su alrededor son rematadamente bobos: el Capitán Haddock no es más que un borracho incompetente, mientras que los inspectores Hernández y Fernández... ¿cómo podríamos decirlo? Dejémoslo en que decir que son tontos supondría un considerable insulto a los que de verdad lo son, pues lo suyo va muchísimo más allá, llegando a ser casi delictivo.

Pasando ya a aspectos más técnicos, hay que reconocer, y no me ruborizo al hacerlo, que la cinta es visualmente impecable, rozando la perfección, claro que ello de ninguna forma la hace mínimamente soportable. En lo tocante a la labor actoral, ¿qué quieren que les diga? Por mucho que detrás de todos y cada uno de los personajes protagonistas se hallen los movimientos y las voces de actores de notable prestigio, eso es algo que nunca, bajo ningún concepto, podrá sustituir a la labor "real" de un buen intérprete. Y es que la captura de movimientos es una técnica sumamente interesante, pero entendida como complemento a la labor interpretativa de otra gente, logrando integrarse en muchos casos de una forma casi perfecta (véase el Gollum de "El Señor de los Anillos", interpretado por Andy Serkis, todo un especialista en el tema, y que en "Las aventuras de Tintin. El secreto del Unicornio" tiene a su cargo el poner voz y movimientos al inútil de Haddock). Del resto, pues bueno, simplemente me resulta sumamente difícil de creer que detrás de semejante tostón de película se hallen las mentes pensantes de los grandes Spielberg y Jackson...

En fin, para terminar, pues no quiero extenderme más, a riesgo de envenenarme, quiero dejar claro que la hora y cuarenta y cinco minutos, aproximadamente, que dura el film suponen una auténtica pérdida de tiempo.

martes, 8 de noviembre de 2011

Mientras duermes



Por fin ha llegado a nosotros, fieles y humildes espectadores, la nueva aportación al mundo cinematográfico del siempre solvente y casi nunca decepcionante (¿alquien ha dicho algo de "OT, la película"? ¿No, verdad?) Jaume Balagueró, "Mientras duermes", en la cual opta, como no podía ser menos, por el suspense y la intriga con algunas pinceladas de thriller, géneros que domina a la perfección, aunque también es cierto que no se ha decidido todavía a explorar otros caminos, si bien en este caso deja de lado cualquier aspecto de terror sobrenatural o metafísico para volver un poco a sus orígenes (recordemos que su ópera prima es la magistral "Los Sin Nombre", basada en la novela de Ramsey Campbell) y optar por un ambiente más cercano y verosímil, lo que lo hace más terrorífico, si cabe. Con ello, Balagueró firma una cinta que, sin duda alguna se erige como la mejor película española del año (eso sí, compartiendo galardón ex aequo con la excelente "No habrá paz para los malvados).

"Mientras duermes" narra la historia de César, el portero de un edificio, encarnado por el gran Luis Tosar, que no es feliz, hasta el punto de experimentar tendencias suicidas, y que sólo encuentra una manera de serlo, aunque sea mínimamente: acabando con la felicidad de los demás, simple y llanamente, llegando a cometer auténticas fechorías y maldades de toda clase con el fin de lograr su propósito. En ello, Clara (Marta Etura, pareja de Tosar en la vida real), vecina del edificio y una persona que siempre luce una gran sonrisa en su rostro, se convertirá en el principal objetivo del desequilibrado portero, a la par que en su obsesión personal.

Hablar aquí de las excelencias de Balagueró como realizador (y también como guionista, si bien el libreto del film que nos ocupa corre a cargo de Alberto Marini, al menos de forma "oficial") está de más, desde el momento en que lo único que hay que hacer para saber cómo se las gasta, por así decir, aunque en modo alguno de forma peyorativa, el director catalán es ver cualquiera de sus cintas, ya sea en solitario o acompañado del también grande, aunque no tanto, a mi modo de ver, Paco Plaza (vale que "REC 2" no es sólo notablemente inferior a su predecesora, sino también bastante floja individualmente considerada...), en las que demuestra que el cine español sí tiene mucho que decir en lo que a terror y suspense se refiere. Pasando ya al reparto, "Mientras duermes" se revela, una vez visto, como un film imposible de concebir sin la presencia de Tosar, excepcional actor donde los haya y que aquí construye uno de sus mejores papeles (junto al Malamadre de "Celda 211"). El resto, correctos pero totalmente eclipsados por el intérprete protagonista, de forma que bien podrían darnos el cambiazo que poco nos importaría...

Para terminar, y a riesgo de que me consideren repetitivo, voy a darles un consejo, en su mano está aceptarlo o rechazarlo, que no es otro que el mismo que di al respecto de "No habrá paz para los malvados": vean "Mientras duermes". No hay excusa para no hacerlo.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

La cosa (The thing)



En el año 1938, el desconocido (para un servidor) John W. Campbell, Jr., bajo el pseudónimo de Don A. Stuart, publicó en la revista Analog Science Fiction and Fact el relato de título "Who goes there?" (algo así como "¿Quién está ahí?"), el cual sería adaptado en 1951, de la mano del gran Howard Haws en los roles de productor y guionista y director en la sombra, con el título de "El enigma... de otro mundo". Varias décadas después, en  1982, el genial John Carpenter cogería la historia de Campbell y la haría suya para obsequiarnos con una de sus mejores cintas y una de los mejores films de terror de todos los tiempos, "La cosa". Y ahora en 2011 llega hasta nosotros una nueva versión, la cual es más una especie de remix, con algo de precuela y algo de remake, de la versión de Carpenter, y ya no tanto una nueva adaptación del relato original. Esta nueva "La cosa" viene de la mano del realizador sueco Matthijs van Heijningen, Jr., quien de esta forma pone un pie en Hollywood con el firme propósito de quedarse. Y quede claro que, dado el resultado, tiene posibilidades de lograr su objetivo.

"La cosa" (2011) nos cuenta, más o menos, y a grandes rasgos, la misma historia que ya todos conocemos: el hallazgo en la Antártida de una nave extraterrestre y de su piloto congelado en hielo, pero no por ello muerto, como tendrán la desgracia de comprobar los integrantes del equipo encargado de investigar el asunto en una base militar, y más tras percatarse de que este visitante del espacio exterior puede "camuflarse" dentro de los seres humanos, de forma que les resulta sumamente difícil saber quién es amigo y quién enemigo, generándose así desconfianzas y reticencias entre ellos, lo que traerá consecuencias trágicas.

El reparto de la película que nos ocupa, a pesar de que sí contiene actores cuyos rostros sonarán a la mayoría (Mary Elizabeth Winstead, Adewale Akinnuoye-Agbaje, Joel Edgerton, Eric Christian Olsen...), no tiene a grandes estrellas, lo que, en cierto modo, supone un soplo aire fresco, pues de esta forma absolutamente nadie tiene garantizada su supervivencia al final de la historia por aquello de que, en virtud de lo que parece ser una ley no escrita del cine (y que pocas excepciones tiene), bajo ningún concepto el protagonista puede fallecer al finalizar la cinta. Ahora bien, pese a que todo el plantel interpretativo desempeña una labor encomiable, el mérito de que "La cosa" sea un film notable, ciertamente interesante y sumamente entretenido es de su realizador (y disculpen que no escriba de nuevo su nombre, pero es que ya la primera vez me costó horrores...), quien, como indicaba, apunta maneras para conseguir labrarse una carrera en la industria cinematográfica, aunque ello dependerá de las decisiones que tome a partir de ahora.

En fin, que la película que nos ocupa es una de las cintas más recomendables del año, y más en lo que al género de terror se refiere, si bien no se puede dejar de reconocer que en modo alguno tiene el más mínimo tinte de originalidad o innovación. Y es en este punto donde hay que declarar abiertamente, es lo justo, que su director se tendría que ver moralmente obligado a compartir el mérito que mencionaba en el párrafo anterior con John Carpenter, pues si éste no hubiese hecho su anterior versión, obra maestra donde las haya, la nueva "La cosa" no existiría...