lunes, 10 de febrero de 2014

El Hobbit. La desolación de Smaug




Segunda entrega de la trilogía en la que Peter Jackson ha convertido el libro de Tolkien, de aproximadamente 300 páginas, "El Hobbit". La pregunta es de dónde ha sacado tanto material como para extender la historia hasta alcanzar las 7 horas y media, más o menos, repartidas en tres películas. ¿La respuesta? Pues rellenando metraje de forma absurda sin contarnos absolutamente nada...

"El Hobbit. La desolación de Smaug" continúa la aventura donde lo dejó la anterior entrega, con Bilbo (Martin Freeman), Gandalf (Ian McKellen) y los enanos prosiguiendo con la misión iniciada en la cinta precedente. Del resto, no me pregunten, pues no sé que demonios contaba, pues la película se limita a enlazar escena tras escena, metiendo a Legolas (Orlando Bloom) con calzador, porque el personaje mola mucho, en las que el protagonismo de Bilbo parece diluirse poco a poco, sin dejar muy claro qué es lo que quiere contarnos y el porqué de incluir según qué cosas que estamos viendo. Ante tal percal, uno se plantea que quizá lo que salve al film se ala aparición final del dragón Smaug, pero ni con esas...

Hace tiempo que un servidor dejó de entender a Peter Jackson. Claro estaba que, después de llevar a acabo la tarea hercúlea que supuso rodar las tres entregas de "El Señor de los Anillos", arrasando como lo hizo en las taquillas de todo el mundo, muy difícil le iba a resultar alcanzar el mismo reconocimiento con proyectos futuros. Pero no se amilanó: un año después de estrenarse "El retorno del Rey", teníamos en pantalla su visión/versión de "King Kong", la cual, si bien echaba mucho por fuera, fue un producto bastante digno una vez abandonado el universo Tolkien; a continuación, decidió dejar de lado presupuestos monstruosos y efectos especiales por doquier y rodó la más modesta, y muy interesante, "The lovely bones (Desde mi cielo)", con un resultado excelente, aunque no avalado por el gran público. Y aquí se torció la cosa: cuentan que primero demandó a los productores de la trilogía de "El Señor de los Anillos" porque le debían no sé cuánto en concepto de porcentaje del dinero recaudado en los cines... para luego embarcarse, como productor y guionista, en las, de aquella, dos películas de "El Hobbit" (¿me lo explican?), que se encargaría de dirigir Guillermo del Toro. Pero como todo el mundo sabe, Del Toro abandonó por los continuos retrasos en el inicio del rodaje, recayendo la batuta de director de nuevo en Jackson, que se dispuso a repetir esquemas, actores y situaciones. Claro que ahora el material del que disponía era considerablemente más escaso, sobre todo teniendo en cuenta que las dos películas crecieron a tres... ¿El resultado? Paja por un tubo.

En fin, que si al hilo de "El Hobbit. Un viaje inesperado", decía que gustaría a quienes disfrutaron con las anteriores aventuras de la Tierra Media, me temo que tengo muy serias dudas de que lo mismo ocurra con "El Hobbit. La desolación de Smaug", dado que para quien esto suscribe fue una tortura de principio a fin.

martes, 4 de febrero de 2014

La leyenda del samurai. 47 Ronin




El día de Navidad, y casi, casi de sorpresa, puesto que tampoco es que tuviera una campaña publicitaria bestial, se estrenó en cines "La leyenda del samurai. 47 Ronin", protagonizada por un Keanu Reeves ansioso de recuperar glorias pasadas.

"La leyenda del samurai. 47 Ronin" se basa en la historia real de los 47 samurais que se convirtieron en ronin al morir su señor, viéndose obligados a esconderse y a no tratar, en modo alguno, de vengar la muerte de aquél, claro que del dicho al hecho... Hasta ahí lo "real" de la trama, que en el film que nos ocupa se ve adornada, permítanme la expresión, de elementos fantásticos y la presencia de Reeves, que encarna a Kai, llamado mestizo y paria de la sociedad.

La cinta que nos traemos entre manos viene firmada por un tal Carl Rinsch, realizador, parece ser, versado en el mundo de la publicidad y que aquí debuta en la dirección de un largometraje. Desde aquí queremos romper una lanza en su favor, pues, como se puede apreciar en pantalla, lleva a cabo su labor de forma admirable, si bien no puede dejar de reconocerse que le queda mucho por aprender (pero ¿acaso alguien nació aprendido?). Ahora bien, se dice que, una vez rodado todo el metraje de la película, los productores directamente lo apartaron del proyecto y fueron ellos los que llevaron la voz cantante en el montaje, como si de Michael G. Wilson y Barbara Broccoli (productores y amos y señores de la saga Bond) se tratara, lo cual nos hace imposible conocer al 100% la labor de cada quien.

El mayor mérito de "La leyenda del samurai. 47 Ronin" es que, basándose en un material real ya existente, consigue una historia sólida e innovadora, introduciendo elementos que obviamente no aparecían en la ya legendaria historia japonesa para conseguir un guión de lo más interesante y entretenido.

Con respecto a las actuaciones de la película, Reeves interpreta a Kai como aborda prácticamente todos y cada uno de los personajes que le tocan: de una forma aceptable pero más bien sosa, demostrando una y otra vez (contadas son las excepciones en que no lo hace) sus grandes carencias como actor.

Terminando: ¿Por qué en España somos tan simpáticos que le calzamos eso de "La leyenda del samurai" cuando el título original, "47 Ronin", es mil veces más ilustrativo de lo contado en la película y podía valer perfectamente como título español?

lunes, 3 de febrero de 2014

In memoriam: Philip Seymour Hoffman (1967-2014)



Nos toca hoy despedirnos de Philip Seymour Hoffman, que ayer, 2 de febrero, apareció muerto en su apartamento a los 46 años de edad. Las causas o razones de su fallecimiento son algo que, imaginamos, se aclarará en los próximos días, si bien ahora, por lo que a nosotros respecta, poco importa. Lo único que vale la pena mencionar es que el mundo del cine, y por tanto todos aquellos que gustamos de disfrutar de una buena película, pierde a uno de sus más grandes intérpretes, que nos hacía disfrutar una y otra vez con sus grandes interpretaciones.

Es por ello que desde Retazos de Celuloide queremos rendir un modesto homenaje a la figura de este gran actor, a la par que ponemos de manifiesto nuestra tristeza por esta gran pérdida.

Descansa en paz, Philip.

3 bodas de más



Desde hace unos cuantos años, parece existir en España una especie de corriente, llamémosla así, que trata de renovar la tan explotada comedia española, género de por sí muy visitado por la industria cinematográfica española durante largos años. La cinta que ahora nos ocupa, "3 bodas de más", encaja perfectamente en esta "nueva comedia", muy alejada de arquetipos infinitamente recurridos y a años luz de todo el movimiento "pajaresestesístico" que golpeó con fuerza en la época conocida como "El destape". Pero, ojo, no me malinterpreten: no es que "3 bodas de más" sea una comedia de fino y sutil humor y no recurra a tópicos más o menos manidos, pero lo que sí hay que reconocerle es un puñado de buenas ideas y un guión que funciona a la perfección en el cometido propuesto, que no es otro que hacer reír a carcajadas y que el espectador disfrute.

"3 bodas de más" está protagonizada por Inma Cuesta, que encarna a Ruth, que es invitada casi simultáneamente a las bodas de sus tres ex, algo que, por supuesto, no es plato del gusto de nadie, si bien su respuesta a las invitaciones es "sí" en los tres casos. Y claro, tal y como se pueden imaginar, cada una de las bodas dará lugar a situaciones de lo más hilarantes, metiéndose Ruth en más de un brete. Por suerte, contará con la complicidad del becario del laboratorio en el que trabaja, Dani (Martiño Rivas). 

Sin duda alguna, el mayor mérito del film es, como claramente mencionaba al inicio de esta reseña, un guión ágil (obra de Pablo Alén y Breixo Corral) que divierte a más no poder, y a pesar de que Ruth asistirá a cada una de las tres bodas, en ningún momento se tiene la sensación de estar viendo una película estructurada en capítulos o que cuenta distintas historias, algo que es muy de agradecer.

Centrándonos ahora en el reparto, no deja de llamar la atención la presencia de una actriz como Inma Cuesta al frente de una comedia como la que nos traemos entre manos, dado que es una actriz que se suele desenvolver más bien en el terreno dramático (claro que a lo mejor los responsables de la película hicieron la elección conscientemente...), pero que sale más que airosa. Del resto, tenemos a un Martiño Rivas que lleva a cabo su rol de cómplice de una forma más que correcta, pese a sus limitaciones interpretativas (¿muestra de que está mejorando y alejándose de su horrenda labor en "El internado"? Veremos), a un Paco León (primer ex) que no consigue quitarse el sambenito del Luisma ni aunque le ponga acento vasco, una Laura Sánchez (segundo ex) que encaja a la perfección en su papel de transexual y un Berto Romero (tercer ex) que demuestra que es mucho más que el sobrino del Tito Andreu.

Vamos, que si gustan de pasar un buen rato y reírse a carcajadas con una cinta de calidad made in Spain, "3 bodas de más" es la elección perfecta.

Termino con una pregunta: ¿Por qué al salir del cine los otros espectadores nos miraban con cara rara por habernos reído a mandíbula batiente cuando se supone que para eso está hecha la película?